La Navidad se aproxima y, con ella, el desafío de ver que vinos elegir en la cena de Navidad, los vinos adecuados que acompañarán los variados y exquisitos platos de la cena. El maridaje, esa habilidad de combinar vino y comida para realzar sus sabores mutuamente, es un arte que requiere conocimiento y sensibilidad. A continuación, exploraremos cómo la interacción entre los componentes de los alimentos y las características del vino puede influir en nuestra percepción gustativa, proporcionando claves para una elección acertada en estas festividades.
El maridaje no es una ciencia exacta, pero sí se basa en principios que ayudan a comprender cómo los sabores de la comida y del vino interactúan. Al degustar, nuestras papilas gustativas detectan sabores básicos como el dulce, salado, ácido y amargo. El objetivo es evitar que la interacción entre el vino y la comida produzca una percepción desagradable de estos sabores.
Los alimentos contienen diversos componentes que pueden modificar la forma en que percibimos un vino. El dulzor y el umami, por ejemplo, pueden hacer que un vino se perciba más ácido, astringente y amargo, mientras que la sal y el ácido tienden a suavizar estas características, realzando la dulzura y el carácter frutal del vino.
Maridaje según el tipo de plato
- Platos dulces: Un postre aumenta la percepción de astringencia, amargor y acidez en el vino, así como del alcohol, mientras disminuye la sensación de cuerpo, dulzura y fruta. Por ello, se recomienda un vino dulce, con un contenido de azúcar superior al del plato.
- Platos ácidos: Los alimentos con acidez elevan la percepción del cuerpo, dulzor y carácter frutal del vino, y reducen su acidez. Un vino con buena acidez es ideal para este tipo de platos.
- Platos salados: La sal es un elemento que armoniza bien con el vino, potenciando su carácter afrutado y reduciendo la astringencia, acidez y amargor.
- Platos picantes: Estos platos intensifican la percepción de amargor, astringencia, acidez y alcohol en el vino. Para los que disfrutan del picante, un vino con alto grado alcohólico puede ser adecuado. Si se prefiere atenuar el efecto del alcohol, es mejor optar por un vino con menor graduación alcohólica.
- Platos amargos: El amargor en la comida aumenta la percepción del amargor en el vino, por lo que se recomienda tenerlo en cuenta al elegir el vino.
- Platos con umami: Ingredientes como champiñones, espárragos o huevos intensifican la percepción de amargor, astringencia, acidez y alcohol en el vino, disminuyendo la sensación de cuerpo, dulzura y fruta. Estos platos son complejos en el maridaje, pero suelen armonizar bien con vinos ricos en taninos.
La selección de vinos para la cena de Navidad es un proceso que va más allá del gusto personal, implicando una comprensión de cómo los distintos sabores interactúan. Esta guía es un punto de partida para aquellos que desean experimentar con el maridaje, ofreciendo una experiencia culinaria más rica y armoniosa en estas fiestas.