Elaboraciones inusuales, extrañas, diferentes, pero de mucha calidad
De forma general la clasificación habitual de los vinos pasa por definirlos como blancos, rosados y tintos, otras clasificaciones pasan por su nivel de azúcar, envejecimiento, etc. Sin embargo, en esta ocasión nos fijaremos en otro tipo de vinos menos habituales.
En esta ocasión hemos consultado con los profesionales de Disevil, empresa con más de 20 años de experiencia en la comercialización de vinos y bebidas, para conocer aquellas elaboraciones menos conocidas.
Se trata de aquellos vinos especiales resultado de distintas características muy diferenciadoras que los hacen en muchos ocasiones inaccesibles al gran público pudiendo, en cualquier caso, alcanzar altas cotas de calidad.
1. Vinos de garaje.
Moderna definición de origen francés («vins de garage») de vinos elaborados por el mismo viticultor en condiciones limitadas y con pocos medios. El nombre viene de que se elaboraban en un pequeño espacio físico de la propia casa del cosechero.
Son el resultado a partes iguales de unos grandes conocimientos enológicos, un extraordinario talento bodeguero y una genial imaginación alquimista que le permite jugar con un tipo de vino hasta conseguir lo que desea.
Teniendo en cuenta todas estas características, unido a una limitada producción, este tipo de vinos se sitúan en un listón de precios muy alto, al que muy pocos pueden acceder, siempre que el mercado y la crítica (grandes gurús, medios de comunicación, influencers,…), le hayan dado el apoyo necesario para llegar a este nivel.
Como ejemplo de vinos de garaje en España tenemos los elaborados por Peter Sisseck y su aclamado ‘Pingus’ en la Ribera Duero cuyo valor de mercado supera siempre los tres dígitos.
2. Vinos de autor.
Intenta definir los vinos que firma el propio autor, y en concreto aquellos que él considera que son, de alguna manera, exclusivamente suyos por su conseguida calidad sobre la que posteriormente deberá apoyarse la crítica vinícola para darle su veredicto.
Son experiencias de riesgo, debido a que a menudo se usa este término para denominar a un vino de gama alta de la bodega, y no de autor, con el peligro para la bodega de que quien se perjudica siempre es el autor, que queda desprestigiado para otras tentativas que seguramente no habrá.
3. Vinos de culto.
Expresión exagerada para calificar un vino de cierta calidad y que han empleado últimamente algunos críticos, pero que no deja de ser un concepto desmesurado y poco fiable.
Actualmente se ha quedado reducido al mundo de la moda de los vinos que se han intentado lanzar al mercado.
4. Vinos de alta expresión.
Concepto de origen riojano y que intenta aclarar o definir la diferencia entre los vinos clásicos y los vinos modernos.
Quiere referirse a aquellos que, en una primera impresión gustativa, sorprenden por su clara definición y potencial.
Son los vinos que están perfectamente elaborados y expresan claramente sus raíces y temperamento: rasgos minerales del suelo, madurez de los compuestos fenólicos, etc.
Vinos que, en definitiva, se identifican por su mayor caudal de registros olfativos y gustativos. Algunos, incluso, pueden llegar a ser insólitos.
Las producciones de estos vinos se dan en modestas cantidades y a partir de viñas excepcionales, es más propio de pequeñas bodegas que de grandes producciones.
Se caracterizan también por su intenso color y por ser muy tánicos, lo que se debe a largas maceraciones con el hollejo.
5. Vinos de aguja.
No son vinos espumosos, como el Cava o el Champagne. Son los vinos que contienen una delicada burbuja que puede proceder del mismo vino por sus originales características o por detener la segunda fermentación de los espumosos tras lo cuál son rápidamente embotellado para no perder esas cualidades.
También puede obtenerse por procedimientos industriales inyectando el carbónico al vino al embotellarlo.
De cualquier forma, son vinos muy apreciados por los consumidores, ya que gustan mucho y son muy comprados, una cualidad que, sin entrar en consideraciones gustativas, tan bien ha sido aprovechado por los bodegueros italianos.
6. Vinos de misa.
El vino de Misa destinado al Santo Sacrificio debe proceder exclusivamente de la vid, de acuerdo con los tratados en los Concilios Florentino y Tridentino, y siempre utilizando uvas maduras. La elaboración de estos vinos sigue una estricta normativa, recogida por el Padre Jesuíta Eduardo Vitoria en su obra «El Pan y el Vino Eucarísticos» redactada después del Congreso Eucarístico Diocesano de Barcelona del año 1944.
Los vinos podrán ser secos, aunque preferentemente se prefieren dulces conteniendo una apreciable cantidad de azúcares residuales. No está permitido el empleo de mostos o mistelas sin fermentar, aunque se admite la concentración de los mostos antes de su fermentación. La adición de azúcares añadidos tampoco es una práctica autorizada por la Iglesia.
7. Vinos rancios.
Son vinos que tradicionalmente se elaboran en Cataluña y Aragón, generalmente procedentes de variedades tintas muy maduras como la Garnacha, pudiendo o no ser encabezadas con alcohol vínico y a veces mezcladas con vinos añejos al estilo de las soleras andaluzas.
Su envejecimiento se realiza en un ambiente fuertemente oxidativo dentro de recipientes de madera de roble situados a la intemperie, o bien en garrafas de cristal al sol («asoleado»). Este «asoleado» se hace de tal manera que se permite la entrada de aire activando de este modo la oxidación del vino, pudiendo colocarse en el tapón de estos recipientes un dispositivo que realiza espontáneamente este proceso cuando se producen variaciones de temperatura entre el día y la noche. Las crianza de estos vinos pueden superar los cuatro años en estos recipientes y el grado alcohólico alcanzar los 14-15%vol. o incluso más.
8. Vinos podridos.
Son vinos de culto, con excelentes evoluciones en botella, que les lleva a posicionarse como los vinos más longevos y míticos del mundo. Los vinos «podridos» o de «podredumbre noble» se elaboran con uva podrida bajo unas determinadas circunstancias. En concreto la uva se pudre mediante un hongo llamado Botrytis Cinerea.
Para la elaboración de vinos afectados por la podredumbre noble se precisa de humedad y temperaturas suaves.
El resultado de la podredumbre es que el hongo elimina el agua de las uvas, dejando un alto porcentaje de azúcares, ácidos frutales y minerales. Esto da lugar a un vino final muy dulce, concentrado e intenso, considerado como una joya enológica.