En los últimos años numerosas investigaciones independientes de las más importantes Universidades han evidenciado sorprendentes efectos del vino contra el cáncer
El cáncer es uno de los mayores problemas de salud en la humanidad del siglo XXI, suponiendo la segunda causa de muerte en la mayoría de países del mundo.
Amplios estudios han demostrado que el daño oxidativo en las cadenas de ácido desoxirribonucleico de nuestro organismo (el ADN), bien por el envejecimiento, bien por hábitos poco saludables o por contaminación, entre otros muchos factores, contribuyen significativamente al desarrollo de ciertos tipos de cáncer.
Para frenar o contrarrestar este daño oxidativo el organismo posee antioxidantes, sin embargo, debido a la exposición de los nuevos estilos de vida, pueden no ser suficientes.
En este sentido, existen más de cien estudios epidemiológicos sobre el cáncer que muestran una clara relación entre una dieta rica en antioxidantes y una menor incidencia de la enfermedad. Entre ellos muchos relacionados con el vino tinto que, como alimento, es rico en polifenoles que son uno de los más potentes antioxidantes naturales que existen.
Sin embargo, el vino también posee alcohol que es perjudicial en grandes dosis, especialmente en bebidas destiladas. Por ello, en el 100% de los estudios realizados sobre el vino, sus beneficios van directamente relacionados siempre a un consumo estrictamente moderado, esto es una o dos copas al día.
Quercetina, catenina, ácido gálico, resveratrol, … y otros muchos polífenoles presentes en el vino tinto han sido estudiados en varios estudios en los últimos años. A continuación presentamos un recopilatorio de los más importantes, todo ellos realizados de manera independiente por Universidades y centros médicos de todo el planeta, que evidencian, una vez más, las bondades del vino, correctamente consumido, para la salud.
1. El consumo de vino tinto reduce el riesgo de cáncer de mama
Una investigación médica realizada por el prestigioso Cedars-Sinai Medical Center de Los Ángeles ha probado que los compuestos del vino tinto actúan de forma similar a los inhibidores de la aromatasa, enzima que interviene de forma activa en la biosíntesis de los estrógenos, utilizada por la medicina para tratar el cáncer de mama.
Los responsables del estudio demostraron que el vino tinto consumido muy moderadamente y regularmente puede intervenir en la prevención mediante detención de la proliferación de células cancerosas producidas por cambios en los patrones hormonales, favoreciendo la estabilidad de los niveles de estrógeno y testosterona.
2. El resveratrol inhibe la aparición de cáncer
El resveratrol del vino es uno de los componentes que más expectativas están creando dentro de la comunidad científica. Esta sustancia inhibe las fases de proliferación de las células cancerígenas, según se documentó por primera vez en trabajos científicos de la Universidad de Illinois en colaboración con el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, en 1997.
En el mismo sentido se posicionaron otros estudios realizados en Reino Unido, Italia, Canadá y Estados Unidos que evidenciaron la acción protectora y anticancerígena del resveratrol, coincidiendo en que uno de sus efectos que parecen claves es la inactivación de la enzima P-450, la cual desempeña una función importante en la iniciación del proceso cancerígeno.
3. El resveratrol puede matar hasta un 97% de células tumorales en cáncer de próstata
Un investigador de la Universidad de Missouri, descubrió que el resveratrol facilita el tratamiento con radiación en el cáncer de próstata, lo que aumenta las posibilidades al 97% de una recuperación completa de todos los tipos de tumores de próstata, incluyendo los más agresivos. Esto no significa que el vino tenga este mismo efecto, pero lo que si tiene el vino es resveratrol y mucho.
Otras investigaciones de laboratorio realizadas en 1999 en Pisa, Italia, en el año 2000, en Creta, Grecia y en el 2002 en Madrid, se comprobó que los polifenoles del vino, entre ellos la catequina, la epicatequina, la quercetina, la rutina, el ácido gálico y el resveratrol, no sólo inhiben totalmente la reproducción de las células de adenoma prostático sino también las de cáncer de próstata (LNCaP) causando su apoptosis o muerte programada.
4. El vino tinto mata las células de cáncer de pulmón
Quizá uno de los estudios más asombrosos al respecto fue el realizado en el año 2014 cuando un grupo de investigadores, de la Universidad de Brock y la Universidad McMaster en Ontario, explicaron en un estudio publicado en la revista ‘Cancer Cell International’, que investigaciones realizadas ‘in vitro’ utilizando células con cáncer y en estudios epidemiológicos, indicaban que el vino tinto tiene propiedades anticancerígenas, pero ojo, el estudio hablaba directamente del vino, no de sus componentes de manera aislada.
Según el estudio, esta capacidad se le atribuye al vino tinto por ser una fuente rica en resveratrol. Los resultados obtenidos revelaron que ambos tipos de vinos, tintos y blancos, detuvieron la propagación del cáncer de pulmón, pero los tintos fueron más efectivos. Lo sorprendente de este estudio es que no se usaron polifenoles de manera aislada, se atajó la propagación del cáncer usando directamente vino. En concreto, la Dra. Lisa Tsiani afirmó que el estudio demostró que el vino tinto detiene el crecimiento y la supervivencia de las células de cáncer de pulmón.
5. Vino tinto para prevenir y tratar el cáncer de boca
Investigadores de la Universidad de Colorado han encontrado evidencias científicas de que el resveratrol del vino tinto puede prevenir y tratar este tipo de cáncer. Los hallazgos se encuentran publicados en la revista ‘Avances en Medicina y Biología Experimental’.
6. En España, el CSIC constató la capacidad del vino para combatir el cáncer de estómago
El grupo de Microbiología y Biocatálisis (MICROBIO) del Instituto de Investigación de Ciencias de la Alimentación (CIAL) dirigidos por el Dr. Alfonso Carrascosa, ha constatado la capacidad de los compuestos polifenólicos presentes en el vino para combatir potencialmente el patógeno que causa el cáncer de estómago. Resultado de esta investigación, el CSIC ha registrado una patente de uso de compuestos fenólicos del vino, en colaboración con el Hospital Princesa de Madrid.
7. El vino para prevenir el cáncer de colon
Es el cáncer más frecuente en adultos y supone un 11% de todas las muertes por cáncer. Sin embargo un estudio estadístico realizado por la Universidad de Nueva York dirigida por el Dr. C. Messina llegó a la conclusión que sólo el 1% de los consumidores habituales y moderados de vino desarrollaban cáncer de colon, frente a un 12% de los abstemios o un 18% de aquellos que bebían más de 7 copas de vino a la semana o bebidas destiladas.
8. El vino tinto combate mejor el cáncer que el uso de pastillas
Una innovadora investigación de un equipo de la Universidad británica de Leicesteranalizó si el resveratrol podría ayudar en el tratamiento y prevención del cáncer colorrectal, y encontraron que la cantidad de resveratrol contenida en una sola copa de vino tinto puede ser más eficaz que muchos tratamientos farmacológicos.
9. El vino tinto protege contra los daños en el tratamiento del Cáncer
Un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad Católica Sagrado Corazón en Campobasso (Italia) y publicados en la revista International Journal of Radiation Oncology Biology and Physics, demostró que el consumo de vino tinto ayuda a limitar los efectos tóxicos de la radioterapia en pacientes con cáncer.
10. Los abstemios tienen estadísticamente mayor riesgo de padecer cáncer
Un estudio estadístico de la Universidad de Harvard y varios institutos de salud en Finlandia realizado bajo un periodo de 30 años, afirma que los abstemios, aquellas personas que no consumen alcohol nunca, son el grupo de personas con mayor riesgo de padecer cáncer junto a los bebedores compulsivos. Los bebedores moderados, aquellos que consumían menos de 2 porciones al día y en todo caso menos de 14 semanales, era el grupo de control con mejor supervivencia al cáncer. Los resultados de este estudio fueron publicados en la revista médica Cancer Causes & Control en junio de 2016.