Una nueva investigación independiente de la Universidad de Cambridge demuestra que el consumo moderado puede prevenir muchas enfermedades cardiovasculares
Durante décadas, los científicos han encontrado pruebas de que el consumo moderado de alcohol puede reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Sin embargo, la relación exacta no estaba clara, motivo por el cual algunos científicos se han mostrado cautos restado importancia a los hallazgos.
Ahora, un nuevo estudio independiente, realizado en el Reino Unido, ha profundizado sobre estos frentes críticos al disociar que enfermedades cardiovasculares se ven afectadas por el alcohol así como la separación de datos sobre no bebedores o bebedores esporádicos.
Hasta ahora, las investigaciones existentes en todo el mundo evidenciaban vínculos positivos entre el consumo moderado de alcohol y las enfermedades cardiovasculares. La evidencia más clara y unánime en todos estos estudios relacionaba el consumo moderado con una disminución del colesterol, que evita la formación de depósitos de placa que conducen a obstrucciones de arterias o trombos y a problemas cardíacos, entre otros beneficios.
Concretamente, el vino tinto, por su composición y baja graduación, se ha mostrado especialmente eficaz para disminuir el riesgo de ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares y muertes relacionadas con la enfermedad del corazón.
En el nuevo estudio médico, publicado en la revista British Medical Journal, investigadores de la Universidad de Cambridge y la Universidad College de Londres analizaron la correlación entre el consumo de alcohol y 12 tipos diferentes de enfermedades del corazón. Los resultados demostraron que el consumo moderado de bebidas con graduación reduce el riesgo de ocho de estas enfermedades.
El vino «es bueno para el corazón», pero no para todos
Según Steven Bell, médico epidemiólogo genético en la Universidad de Cambridge y autor principal del estudio, «es esencial distiguir entre tipos de enfermedades del corazón ya que hay muchos tipos diferentes de dolencias cardiovasculares, con distinta biología subyacente. La generalización o agrupación de trastornos puede oscurecer las diferencias sutiles que pueden estar presentes en toda enfermedad».
«Se cita a menudo que beber una pequeña cantidad de alcohol puede ser ‘bueno para el corazón’ pero si esta afirmación sólo es válida para ciertas enfermedades del corazón, entonces debemos comunicar la imagen completa de esta afirmación para que las personas puedan tomar una decisión mejor acerca de su consumo de alcohol», añade en declaraciones para BMJ.
En el estudio, Bell y su equipo agruparon los registros de salud de 1,93 millones de pacientes en el Reino Unido. Todos los pacientes fueron elegidos con 30 o más años de edad y no tenían casos previos de enfermedad cardiovascular. Los investigadores tomaron un enfoque detallado al categorizar los patrones de consumo de los sujetos, en especial entre quiénes afirmaban ser «no bebedores», ya que en muchos estudios se suelen incluir en un mismo grupo. En este estudio se dividieron entre los que jamás bebieron alcohol, los que no beben nunca, aunque muy esporádicamente beben, y los que no beben nada de alcohol aunque en elgún momento anterior bebieron. Los grupos de «no bebedores» a menudo se mezclan, lo que lleva a los escépticos a preguntarse si los no bebedores tienen un mayor riesgo de problemas de salud debido a que dejan de hacerlo o porque han bebido en el pasado.
En todo caso, a pesar del exhaustivo análisis, los resultados del estudio fueron aplastantes: Los consumidores moderados vencen en todas las categorías.
Un abstemio tienen un 32% más de probabilidades de sufrir un infarto que un bebedor moderado
En efecto, el consumo moderado disminuye las probabilidades de padecer enfermedades del corazón, incluso más que los que nunca han probado una gota de alcohol en toda su vida.
Aun cuando se separa a los no bebedores entre abstemios «ex-bebedores» y los abstemios «puros» (aquellos que nunca en su vida han consumido alcohol) éstos últimos mostraron un mayor riesgo de diversos incidentes cardiovasculares sobre los consumidores moderados, incluyendo insuficiencia cardíaca (24% más probable en abstemiso que en consumidores moderados), infarto de miocardio (32% mayor riesgo en abstemios) y muerte coronaria (56% más en abstemios).
Los bebedores ocasionales también ofrecieron riesgos más altos de algunas enfermedades que los bebedores moderados.
Los abstemios ex-bebedores tenían un mayor riesgo de nueve de las enfermedades del corazón.
Por último, y para sorpresa de los investigadores, los bebedores – aquellos que superan la condición de «moderados», es decir que beben más de una copa al día- presentan sin embargo un menor riesgo de infarto de miocardio y de angina de pecho, pero un mayor riesgo en todas las demás enfermedades del estudio.
En todo caso, la categoría con mayor riesgo en cuanto a todas las enfermedades del corazón analizadas sería la de los bebedores o bebedores en exceso, aquellos que consumen más de una copa al día.
Por último, otro dato interesante del estudio está en que el consumo moderado de alcohol parece no afectar a la incidencia de la muerte súbita coronaria o paro cardíaco, accidente isquémico transitorio o hemorragias.
Fuente: bmj